No dejes que tu vida otorgue al callarse la voz que grita al vacío
para no encontrarse con su monstruo.
No dejes que tu monstruo encuentre su escalón encima de tu cumbre para hacerte más pequeña, porque los monstruos no existen si uno no quiere, porque hace tiempo aprendimos a extinguirlos ahogándolos en las lágrimas de un mar antiguo...
Si las lágrimas hablaran, te pedirían que quieren deslizarse por tu cara hasta llegar a tus labios estirados por una sonrisa, y morir en tu felicidad.
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