lunes, 2 de agosto de 2010

La sombra del viento


Cómo la mágia puede volar hasta los confines más adversos del querer.
Cómo un grano susurra la tierra y la acaricia mostrando sus flores a la luz.
Cómo una mirada simboliza el aceite que baña la melancolía.
Como un hechizo es nuestra virtud,
y nos engrandece cuan cielo abierto se expande ante nuestra leyenda.
Libres ante nosotros, atados en nuestros nombres,
somos, hemos sido, y seremos, viento perdido que fluye con nuestras vidas.
Siempre.

Mira arriba


Cuántas miradas perdidas,
y encima decimos que son bellas,
miradas débiles,
miradas intensas
que te intentan seducir.
Me siento tan observado y a la vez tan solo.
Son agobiantes pero las necesitamos en nuestra vida,
y uno sólo reza para que alguna de éstas no le caiga encima.

¿Qué puedes cambiar?


No hay lugar.
No hay sofá donde escurrir mi sudor.
Tampoco hay final.
La pesadilla retumba entre el desecho,
y mi mirada desvanece en vacío.
Soy un camino sin sentido y consentido,
que cree llegar a alguna parte,
quedándose a mitad entre ninguna parte y el olvido.
Odio la oscuridad y toda su osadía y opresión,
odio la luz porque siempre me engaña con espejismos.
Ellos me odian y yo desvanezco a parámetros desconocidos
donde el espíritu cambia la paloma por la rata.
La pared me enloquece y me hace eterno.
Cambia tus manos, las tuyas ya no valen.
Véndeselas a un vagabundo, él te comprenderá.